En toda comida o cena en un restaurante llega un momento clave. ¿Pedimos postre? Y muchas veces, después de una comilona es lo que menos apetece. Por el contrario, los hay quienes no perdonan terminar con algo dulce. ¿De qué equipo eres? Seas como seas, lo que sí que es cierto, es que las recetas dulces merecen también su reconocimiento.
Muchas son clásicas, otras más creativas e incluso muchas de ellas, totalmente desconocidas. ¿Sabes eso que dicen de que tenemos otro estómago para el dulce? Sea o no verdad, en estos restaurantes madrileños querrás dejar hueco para el postre, porque por originalidad y sabor, se han ganado por derecho propio, el ser considerados como algunos de los mejores que se pueden tomar en la capital.
A nadie le amarga un dulce y más si es en forma de algo que todos conocemos. Seguramente habrás probado cientos de tartas de queso, chocolate o flanes. Hasta es posible que tengas tu propio ranking. Pero lo que es cierto, es que los clásicos nunca fallan.
Si hablamos de las primeras, quizás la que se ha ganado el puesto por pionera, sea la tarta de queso que sirven en los locales de Paco Quirós. En La Maruca, Cañadío o La Primera, el postre estrella lleva ya siendo años su tarta de queso. La suya fue de las primeras, cuando el boom que ha hecho que en casi todos los restaurantes de la ciudad las tengan, no había apenas empezado. Si hasta entonces triunfaban las NY cheesecake, con una textura más compacta y con mermelada por encima, empezaron a despuntar las tartas de queso que se elaboran al horno, esas que consiguen un interior fluido y de lo más apetecible.
Quirós asegura que lleva preparándola desde 2004, pero que fue llegar a Madrid en 2011, convertirse en un éxito. Posiblemente sea una de las más equilibradas, con su sabor a mantequilla en la base -como buenos cántabros que son- y un interior cremoso. La terminan con una teja de caramelo. ¿El resultado? Irresistible.
Ya lo dijimos, el flan volvía con fuerza. ¿Acaso se había ido alguna vez? Te contamos donde probar los mejores de la ciudad, pero si hemos de quedarnos con uno, ese sería el que prepara Iván Domínguez en Xeito! 19'20''. Algo tan fácil como unir leche, huevos y azúcar, para cocinarlos al baño María, aquí alcanza una nueva dimensión. En realidad, se trata de la receta de NaDo, el espacio gastronómico del chef en A Coruña y que anteriormente ocupaba esta casa de comidas gallega actualizada. El suyo lo prepara con yemas de huevo de corral de Galo Celta, leche, nata, azúcar y una pizca de sal. Es tan especial que más parece una mousse, textura que consiguen al no meterlo directamente en la nevera.
Si la tarta de queso vive un auge sin precedentes, antes lo hizo otro de los postres, que aunque naciera como un dulce de Semana Santa, pronto se exportó a las propuestas dulces de los restaurantes. Hablamos de la torrija. Y buenas hay muchísimas, pero por original y diferente, nos quedamos con la de Juanjo López en La Tasquita de Enfrente.
Para prepararla su falsa torrija, la elaboran con pan brioche, para luego mojarla en leche, nata, un poco de vainilla y aromáticos. ¿Qué la hace especial entonces? La principal diferencia con las torrijas clásicas, es que la preparan al horno con la clara de huevo por encima. El resultado es una torrija con una costra crujiente, terminada con unas gotas de AOVE por encima y un interior jugoso que contrasta con el exterior.
Los anteriores bien podrían estar dentro del recetario patrio. Pero postres hay muchos y muy buenos alrededor del mundo. ¿Un clásico entre los clásicos? El tiramisú. Es el perfecto final para los amantes de los postres cremosos y el café y cuenta hasta con un día internacional dedicado a rendirle homenaje.
¿Uno de los mejores? El que prepara el chef piamontés Davide Bonato en Gioia, su restaurante de cocina italiana de autor en Chueca. Il nostro tiramisú se elabora como el postre especial de la casa, a base de galletas artesanales, café, cacao, huevo y crema de queso fresco mascarpone. Y estás de suerte, porque tienen dos versiones. La primera se puede pedir a la carta, mientras que la segunda, es una nueva receta que han incluido como final de su menú degustación Tuber, dedicado a la trufa, uno de los tesoros del Piamonte. En este caso, lo presentan dentro de un plato creado para la ocasión de María Monasterio, que esconde en su interior el tiramisú tradicional con cacao aromatizado a la trufa negra de verano y miel a la trufa blanca de Alba. Puro boccato di cardinale.
Si el tiramisú es el postre italiano por excelencia, el coulant bien podría ser el francés. Esta invención atribuida en los años 80 al chef galo Michael Bras, un postre a modo de bizcocho con un interior fluido, es otro de los protagonistas de las cartas de muchos espacios. ¿El más famoso? El del japonés internacional Zuma. Alrededor del mundo lo han acuñado como su postre estrella desde que naciera en el primero de sus locales, en Londres. Bautizado como Special Chocolate, se prepara con un fondant de caramelo hecho a base de tres tipos diferentes de chocolate combinados: Caraibes, Jivara y Tanariva. El toque final lo pone una bola de helado de vainilla.
Si te gustan los postres en los que el huevo está presente, tienes que probar otro de los que posiblemente sea uno de los mejores postres de Madrid. Y no lo verás en guías, porque a pesar de serlo, no es tan mediático como los anteriores.
Hablamos de pao de lo de Sacha. La Botillería y Fogón del gran Sacha Hormaechea, además de acuñar platos tan copiados como la tortilla vaga, también propone este delicioso postre de origen portugués. Se trata de un pan de huevos. Aquí más que un bizcocho de yemas como tal, Sacha consigue una textura de huevos abizcochados, con una parte líquida y otra esponjosa. Cuando lo pruebes, soñarás con volver a hacerlo muchas veces más.
Y de Portugal a Alemania, con un postre que es ya un icono legendario de Madrid, el baumkuchen de Horcher. También conocido como pastel de árbol, es su postre más singular, preparado capa a capa, en un horno especial y elaborado con más de 70 huevos, llegando a alcanzar un metro de alto. Lo presentan cortado en láminas y cubierto de chocolate caliente, helado de vainilla y nata. ¡Una delicia!
Nadie pone en duda que en los restaurantes de los grandes chefs de la ciudad, la experiencia va a ser de lo más satisfactoria. Pero, ¿estará el momento postre a la altura? Spoiler, lo está y ya han sido algunos finales felices que se han consagrado como absolutamente imprescindibles.
Por ejemplo, es el caso del madrileño Dabiz Muñoz, que ha conseguido que su restaurante DiverXO sea el único tres estrellas Michelin de la ciudad y uno de los más reconocidos a nivel mundial. La casa madre es de matrícula de honor, pero no quedan a la zaga los otros espacios que firma el chef de la cresta. Y por supuesto, junto a esas recetas viajeras y callejeras de StreetXO o el mundo de los dim sum de RavioXO, se unen postres a la altura. En el primero, genera altas expectativas el Brioche Pedroche, unos bollitos calientes y fundentes de leche y mantequilla, que riegan con crema de vainilla Madagascar y ras el hanout. En RavioXO pedir postre es obligatorio. Y aunque su kakigori japonés es todo un portento, el verdadero hit es su pastel fluido de chocolate blanco y yemas. No hay nada comparable a abrirlo y dejar que fluya su interior súper cremoso. Lo acompaña de un helado de tom kha, una sopa tailandesa, cayena y galanga.
Otro de nuestros chefs más geniales y mediáticos, Dani García, cuenta con un buen puñado de espacios en la capital donde nos hace sumamente felices. Y si disfrutamos con la cocina informal de BiBo, las carnes de Leña o los pescados y mariscos de Lobito de Mar, también lo hacemos con sus formatos dulces. Confiesa, ¿cuántas veces has vuelto a sus restaurantes por el postre? Nosotros lo hemos hecho y es que resulta imposible resistirse a sus creaciones dulces que ya son emblema de la casa.
En BiBo la estrella y por la que merece la pena peregrinar es la Nutella para morir, un helado de Nutella rebozado en palomitas y avellanas con un cremosode caramelo, bizcocho de coco y mermelada de limón. Si vas a Lobito de Mar, desearás su helado de Happy Hippo, el célebre dulce de Kinder, mientras que en Leña, su steakhouse, la estrella es la Tarta di Rose, un capricho dulce hecho de suave brioche de mantequilla y vainilla. Si en sí es sublime, el hecho de que la acompañen de helado de mantequilla tostada, la eleva a lo más alto.
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