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Las pantorrillas son uno de esos dulces tradicionales que, a pesar de no ser tan conocidos a nivel nacional como el sobao o la quesada pasiega, son muy valorados en su región de origen. Estas pequeñas delicias de Cantabria, con su suave textura y sabor único, se han transmitido de generación en generación como parte del patrimonio gastronómico de esta comunidad autónoma.
Las pantorrillas o pantortillas tienen un origen humilde, típico de las cocinas tradicionales españolas, donde con pocos ingredientes se lograban verdaderas maravillas culinarias. Este dulce es muy popular en los pueblos cántabros, especialmente durante las festividades locales en Reinosa y los meses fríos del año.
En su elaboración se utilizan ingredientes básicos como harina, azúcar, masa de pan y mantequilla fresca. Aunque puede parecer un plato sencillo, es necesario conocer algunos trucos y consejos para elaborarlo correctamente. A continuación, te mostramos cómo preparar este exquisito dulce en casa siguiendo una receta sencilla que cualquier amante de la repostería puede replicar sin demasiados problemas.
Fiel a la original
Estos crujientes postres destacan por tener una peculiar forma redonda y estar hechos de hojaldre y una fina y deliciosa capa de azúcar caramelizado. El primer paso para elaborarlos es espolvorear la harina en la masa de pan y amasarla y estirarla con un rodillo hasta que esté considerablemente fina. Después, colocar encima pequeños trozos de mantequilla y precalentar el horno a 200ºC.
Para poder disfrutar de unas buenas pantorrillas, es necesario doblar la masa y volver a estirarla, repitiendo el proceso hasta en 6 ocasiones. A medida que se corte en porciones de 15 cm de diámetro, hay que añadir azúcar por encima y meter al horno hasta que se caramelice. Otro truco para hacer que tus pantorrillas destaquen es acompañarlas con un sirope de miel o caramelo, aunque lo más común es que se coman solas. De todos modos, es el postre perfecto para los días festivos o para cerrar una comida especial con un dulce irresistible.
Las pantortillas de Reinosa son unos dulces que se han mantenido fieles a la receta original desde que se crearon y por eso son el ejemplo perfecto de la tradición repostera de Cantabria. Hoy, gracias a la curiosidad de los amantes de la gastronomía, siguen ganando adeptos fuera de su región de origen, sobre todo por lo fáciles de hacer que son y lo deliciosas que están.
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