EL INGREDIENTE CON EL QUE NUNCA DEBERíAS MEZCLAR EL MELóN

Los helados son un tentempié refrescante que ayudan a soportar las altas temperaturas estivales. Frente a las poco saludables opciones tradicionales, una alternativa eficaz es preparar helados caseros con frutas como la sandía o el melón. Su alto contenido en agua y su bajo índice calórico hacen de los helados un aperitivo mucho más ligero, sin azúcares añadidos y con alto valor nutricional.

Sin embargo, preparar helado casero de melón también tiene su aquel. Uno de los errores que cometemos, aunque no sea garrafal, es el de agregar nata a esta elaboración. “Al hacer una crema de melón nunca le pondría nata porque buscamos que sea un plato refrescante y el láctico no es lo más apropiado e incluso puede llegar a cortarse cuando lo mezclamos todo con las varillas eléctricas”, apunta Josep Armenteros, chef ejecutivo de los restaurantes de Carles Gaig. En su lugar, este cocinero recomienda añadirle un chorrito de jerez o un punto de vinagre de manzana y un poco de menta triturada para “darle alegría”.

De igual forma, el pastelero Eric Ortuño, propietario de la tienda-escuela L’Atelier de Barcelona, tampoco aboga por ponerle nata al helado de melón, “porque enmascara el sabor de la fruta, la engrasa y le quita frescor”. Este experto prefiere hacer un almíbar con medio litro de agua y 200 gramos de azúcar y añadirlo a medio litro de melón bien triturado con una hierba aromatizante como la María Luisa. “Lo servimos en una sorbetera y listo, o incluso podemos meterlo en moldes de polo y congelarlos 2 o 3 horas. Es buenísimo”, propone el pastelero de origen francés.

Elige un ejemplar bien maduro

¿Qué melones son los mejores para hacer helado?

A la hora de preparar un helado o crema casera de melón, podemos aprovechar una pieza bastante madura, que no escogeríamos para consumir sola y en fresco. En cuanto a las variedades, el Cantaloupe destaca por su sabroso dulzor natural. Este melón en forma de bola, blanco con unas rayas verdes, es el más consumido en Francia, aunque también se cultiva más tempranamente en España o Marruecos. Su índice de azúcar es de 16-17 en la escala Brix, considerándose buenos a partir de 12. Esta tipología tiene una maduración explosiva y, si se recolectan y no se guardan en la nevera, perecen a los pocos días.

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El Galia, amarillo por dentro, es también una variedad muy dulce, mientras que el Piel de Sapo, en forma de rugby y el más cultivado y vendido en España, destaca por ser más grande y refrescante.

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