Aprende cómo curar un molcajete fácil, el más famoso de la cocina mexicana, presente en la historia de nuestra gastronomía por siglos. Su transcendencia ha prevalecido hasta nuestros días.
Resulta difícil pensar en no saborear una salsa molcajeteada, pues el molcajete le da un sabor único a los platillos. En casi todos los hogares mexicanos, encontramos esta pieza cargada de tradición y cultura.
El molcajete ha sido utilizado durante siglos para moler y mezclar ingredientes de manera artesanal. Hecho generalmente de piedra volcánica, este objeto no solo es funcional, sino también una pieza cultural importante.
De acuerdo con el Diccionario Gastronómico de Larousse, el nombre de “molcajete” proviene del náhuatl “molcaxitl”, de “molli”, que significa salsa; y “caxitl”, cuyo significado es taza, escudilla o cajete. Son términos que se remontan a la época prehispánica.
Sin embargo, antes de usar un molcajete por primera vez, es fundamental curarlo adecuadamente. Así podrás mantener su funcionalidad y disfrutar de sus beneficios durante mucho tiempo.
El molcajete está hecho de piedra volcánica, por lo que tiene una superficie rugosa y porosa al mismo tiempo. Esto causa que pueda desprender partículas de piedras o arenilla, las cuales modifican el sabor de los alimentos.
De ahí que sea necesario curar un molcajete: se necesita dejar su superficie lo más lisa posible, así podrán morse más fácilmente los ingredientes; y evitarás que la comida que se muela contenga arenilla o fragmentos de piedra.
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El primer paso para curar un molcajete es lavarlo con agua nada más. Utiliza un cepillo de cerdas duras para eliminar cualquier residuo de polvo o suciedad. Asegúrate de enjuagarlo bien y dejarlo secar completamente antes de continuar con el proceso.
Una vez seco, el siguiente paso es moler en el molcajete granos de arroz crudo o maíz. Esta molienda inicial es crucial porque ayuda a eliminar las partículas sueltas de la piedra.
Coloca una pequeña cantidad de arroz o maíz en el molcajete y usa el tejolote (la mano del molcajete) para molerlos hasta que se conviertan en polvo fino. Repite este proceso varias veces hasta que el polvo salga completamente blanco y libre de partículas oscuras.
Este procedimiento puede llevar tiempo, pero es esencial para garantizar que tu molcajete esté bien curado. Recuerda enjuagar con agua y retirar el arroz con una escobetilla.
Frota el interior del molcajete con ajo, cebolla o hierbas aromáticas como el cilantro o el epazote.
Esta práctica tiene dos beneficios: por un lado, ayuda a sellar los poros de la piedra, y por otro, imparte un suave aroma a las hierbas que mejorará el sabor de los alimentos que prepares.
Una vez que frotaste, vuelve a enjuagar el molcajete con agua.
El último paso en el proceso de curación es realizar una prueba fina: muele un poco de sal gruesa y ver si aparecen partículas de piedra en la mezcla.
Si la sal permanece limpia y libre de residuos, tu molcajete está listo para usarse. En caso contrario, deberás repetir el proceso de molienda con arroz o maíz hasta que las partículas de piedra se eliminen por completo.
Ahora que ya sabes cómo curar un molcajete fácil, podrás seguir el paso a paso para dejarlo listo para empezar a utilizarlo. Ya sea que prepares una salsa, un guacamole o tu propio platillo, ¡disfruta de este utensilio 100% mexicano!
¿Cuál es la magia del molcajete?