El bacalao es uno de los platos más representativos de la época navideña. Pero más allá del platillo, se trata de un pescado que en México se compra seco y se prepara a la vizcaína. Si no conoces mucho sobre el bacalao, te contamos sus tipos y trucos para cocinarlo.
Comencemos por el inicio: el bacalao es un pez de cuerpo largo y piel verde olivo, que mide alrededor de un metro de largo y pesa cerca de 20 kilos. Como explica el Diccionario Enciclopédico de la Gastronomía Mexicana, este se pesca principalmente en el hemisferio norte.
En los países pesqueros, como España, Portugal, Canadá, Francia y Rusia, se suele consumir fresco. Sin embargo, en México se encuentra casi siempre seco y salado, pero ¿sabías que existen diferentes tipos?
El bacalao puede clasificarse según su origen o forma de comercialización. En esta última se encuentran el bacalao fresco, congelado, salado, ahumado y en conserva. Pero en cuanto a su origen, no todo el bacalao viene de Noruega, aquí te contamos más.
Este pescado se caracteriza por tener un músculo fuerte, lo que le da una carne firme y blanca, ideal para muchas preparaciones.
Debido a su sabor y cantidad de grasa, se acostumbra prepararlo fresco a la plancha, la parrilla o a horno, dejando una piel crujiente y su carne jugosa.
En México, el bacalao que se vende es importado principalmente de Noruega y Estados Unidos. Sin embargo, debemos tener cuidado de que no nos vendan otro tipo de pescado o tiburón, que también suele ofrecerse salado y más barato.
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En México no se pesca bacalao, por lo tanto, la forma más común de encontrarlo es el que viene importado, salado y seco. La razón por la que se presenta así, es porque la salazón es una forma de conservar el pescado.
Salar los alimentos es una de las formas más antiguas de conservar los alimentos y tiene sus orígenes en la época donde no existían métodos de refrigeración. Hoy sigue siendo una forma de aumentar el tiempo de vida de algunos alimentos, incluyendo el bacalao.
La forma como la sal funciona, es deshidratando parcialmente el bacalao y reduciendo la cantidad de agua en su tejido. De esta forma, los microorganismos y bacterias no se reproducen, previniendo su descomposición pese a no estar en refrigeración.
Pero además de permitirnos acceder a él de forma sencilla y guardarlo por mucho tiempo, la sal también ayuda a resaltar e intensificar el sabor del bacalao. Eso sí, hay que saber cocinarlo para que no se vuelva en nuestra contra.
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Finalmente, con el bacalao desalado y cocido, se pueden hacer tortitas, rellenar empanadas o prepararlo en prácticamente cualquier guiso que lleve pescado blanco. Incluso puedes mezclarlo con jitomate, chile verde y cebolla picada para un platillo fresco y sencillo.
Al igual que el bacalao fresco, el bacalao seco nos aporta propiedades nutricionales. Entre estas se encuentran las proteínas, ácidos grasos omega-3, vitaminas y minerales, todos esenciales para nuestro cuerpo.
El bacalao es considerado una fuente de proteínas de alta calidad, las cuales ayudan a desarrollar y reparar los tejidos, así como mantener la salud muscular. Sin embargo, una de sus propiedades más destacadas es su contenido de omega-3.
Estos ácidos grasos son benéficos para nuestra salud cardiovascular y cerebro, por lo que es bueno incluir los alimentos que los aportan de forma regular.
Asimismo, el bacalao es rico en vitaminas como la A y la D, además de aportarnos fósforo y selenio, minerales menos comunes que otros como el hierro, pero igual de importantes.
Definitivamente, al bacalao es un gran alimento, además de un ingrediente versátil que no solo puede aprovecharse en Navidad. Ya que conoces más sobre este pescado, sus tipos y trucos para cocinarlo, no le hagas el fuchi y disfrútalo en tus fiestas.
Si no encuentras bacalao, prepara un atún a la vizcaína y hazlo pay, checa la receta en el VIDEO: