TEQUILA CAMPO AZUL SORPRENDE CON UNA CLASE MAGISTRAL DE MIXOLOGíA

Campo Azul deleitó a quienes disfrutan los cocteles preparados con tequila , mediante una clase de mixología única en la Ciudad de México. El objetivo fue ofrecer a los asistentes una experiencia que combinara el conocimiento y la pasión por una de las bebidas más representativas del país. Para la ocasión, el Tequila 1940 fue el elegido. Este producto representa la tradición y el legado del fundador de Campo Azul , don Ricardo López, diseñado por él y que conmemora el año de su nacimiento.

Un reconocido mixólogo y embajador de la marca guió a los grupos de 17 participantes a través de un viaje sensorial, al ir agregando uno a uno los ingredientes: frutos rojos, jugo de piña, limón, agua tónica, hielo y, por supuesto, la base de tequila. Servido en un vaso escarchado, sin duda es ideal para la temporada de calor. Al finalizar la clase, los participantes no solo habían aprendido a preparar cócteles desde cero, sino que también habían establecido una conexión con la historia que hay detrás de Campo Azul y las versiones blanco y reposado de 1940.

Un homenaje a la esencia de México Como aseguró Ana Laura Bustamante, gerente de Marketing de Casa Campo Azul , a diferencia de la mayoría de las marcas que pertenecen a consorcios internacionales, Campo Azul se mantiene fiel a sus raíces, como una empresa de origen familiar y 100% mexicana que apuesta por la calidad. De este modo, 1940 se distingue por ser un tequila totalmente libre de aditivos , como colorantes, perfumes o saborizantes, lo que lo convierte en un producto 100% seguro (bajo los más altos estándares), a un precio justo y decidido a conquistar el mercado.

Su elaboración es completamente artesanal, utilizando hornos de mampostería y procesos de fermentación natural para los agaves provienen de la región de Jesús María, Jalisco. El resultado es un sabor cautivante, con notas frescas y herbales, donde destaca el sabor de agave fresco en su versión de tequila blanco , con un equilibrio preciso; mientras que el tequila reposado pasa por un proceso de añejamiento de hasta seis meses en barricas de roble blanco americano, para obtener su característico sabor ahumado con notas de vainilla, sin perder la esencia del agave. Se puede disfrutar solo en un caballito, intercalándolo con un vaso de agua, o siendo la base de cocteles frutales. “Es un producto tan bueno que logra empatar muy bien con los ingredientes como con los que estamos mezclándolo en esta sesión”, concluyó Bustamante. EVITA EL EXCESO

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