Si hay un desayuno que no puede faltar en los restaurantes mexicanos y nuestras casas, son los chilaquiles. Con huevo, pollo, bistec, solos o en torta, no fallan. Pero si crees que todo es rojo o verde, prueba estas salsas para chilaquiles y prepara los más deliciosos.
Formados por unos deliciosos y crujientes totopos fritos, sumergidos en una rica salsa, los chilaquiles son un platillo que se consume en prácticamente todo México, principalmente en el desayuno y muy felizmente después de una noche de fiesta.
De acuerdo al Diccionario Enciclopédico de la Gastronomía Mexicana, este plato inició como algo humilde para aprovechar las tortillas sobrantes del día a día y el acompañamiento principal eran frijoles.
En contraste, hoy se sirven con proteínas que van desde el huevo estrellado, hasta la cochinita, el chamorro o algunos mariscos. Incluso podemos encontrar versiones gourmet.
En cuanto a la salsa, las más populares son la verde y la roja, pero tal como ocurre con las enchiladas, la variedad es muy amplia. Por ejemplo, en Oaxaca se sirven con mole amarillo, mientras en otros lugares, el tipo de chile puede cambiar el color de la salsa.
Atrévete a probar algo nuevo con estas deliciosas recetas de salsas para chilaquiles.
Dale un giro a los clásicos chilaquiles verdes, agregándole trocitos de chicharrón al mismo tiempo que sumerges los totopos en la salsa. De esta forma, obtienes una fusión entre chicharrón en salsa y chilaquiles.
Las enchiladas suizas son uno de los platillos más emblemáticos del Sanborns, en esta ocasión quisimos aprovechar la salsa para preparar unos ricos chilaquiles gratinados.
No importa si prefieres usar tomate verde o rojo, la clave está en la crema y el queso manchego que les da una textura cremosa. Acompáñalos con pollo desmenuzado o tu proteína favorita.
En estos chilaquiles norteños tienen un pequeño giro a los rojos tradicionales, pues combinan jitomate con tomate verde, y usan chile serrano y de árbol seco. El resultado es una salsa picosita y muy deliciosa.
¿De dónde viene el nombre de norteño? En lugar de pollo o huevo, estos chilaquiles llevan carne molida y tocino, por lo que su sabor es espectacular.
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El chile guajillo se caracteriza por dos cosas: dar mucho sabor y color, sin tanto picante. Por lo tanto, estos chilaquiles son perfectos para los que prefieren una salsa sabrosa pero ligera. En esta ocasión los acompañamos con pollo deshebrado, pero también van perfecto con un trozo de arrachera.
La crema de chipotle es muy popular en recetas como la pasta o para bañar pollo, pero también pueden usarse para los chilaquiles. La combinación de media crema, leche evaporada y queso crema, hace que quede extracremosa.
Lo mejor de esta salsa, es que puedes medir la cantidad de picante que deseas, además de que puedes servir el plato solo, con un poco de queso o con tu proteína favorita.
La prueba más clara de que no todos los chilaquiles son rojos o verdes, es esta salsa de frijol. El secreto está en que no es solamente frijol licuado, sino que lleva un sofrito de cebolla, chile de árbol seco y epazote, que le da mucho sabor.
Estos chilaquiles van gratinados, por lo que puedes agregar queso Oaxaca, Chihuahua o tipo manchego. ¿Qué tal acompañarlos con un poco de chorizo frito? Definitivamente, son una delicia.
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Si buscas un sabor profundo, intenso, pero no tan picante, la salsa de chile pasilla es perfecta para ti. Este chile es la versión seca de la chilaca, por lo que no se caracteriza por tener un picor elevado.
Ya que asemeja una salsa borracha, perfectamente podrías servir estos chilaquiles con barbacoa desmenuzada, aunque un huevo estrellado también les queda bien.
Las salsas blancas también existen. Esta se prepara con mantequilla, cebolla, media crema y un toque de chile habanero para darle un toque muy picosito. Los chilaquiles blancos puedes servirlos con pollo o incluso cochinita pibil, ¿se te antojaron?
Imagínate combinar chorizo frito con una salsa de jitomate con chile de árbol, chile serrano y chile jalapeño… son una verdadera explosión de sabor. Estos chilaquiles, bañados con crema, espolvoreados con queso y acompañados de frijoles refritos, son el almuerzo perfecto.
El mole y las tortillas nacieron para estar juntos. En esta ocasión cambiamos las enchiladas por unos totopos bien doraditos y bañados con mole. Para estos chilaquiles puedes usar tu favorito, ya sea rojo, verde o negro.
Para servir, te recomendamos pollo deshebrado, el compañero eterno del mole, pero también puedes usar huevo o un rico bistec.
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Para conseguirlo, deja secar las tortillas antes de freírlas y fríelas hasta dejarlas bien doradas y crujientes. Después, déjalas enfriar antes de bañarlas con la salsa.
Si amas desayunar al estilo mexicano, definitivamente no te puedes perder estas salsas para chilaquiles. El sabor de México está en la diversidad que puede plasmarse en un solo platillo, ¿cuál es tu favorita?
Cambia la forma de comer chilaquiles con estos chilaquiles rellenos:
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