La coctelería con ginebra ofrece una versatilidad que puede satisfacer tanto a principiantes como a expertos en el arte de mezclar bebidas. La simplicidad de algunos cócteles permite disfrutar de la pureza de la ginebra con pocos ingredientes, mientras que las recetas más elaboradas exploran combinaciones complejas de sabores y técnicas avanzadas.
La ginebra, originaria de los Países Bajos, fue desarrollada por primera vez en el siglo XVII por un médico holandés llamado Franciscus Sylvius. Inicialmente se utilizaba con fines medicinales antes de convertirse en una bebida popular. La ginebra se elabora a partir de la destilación de cereales fermentados, a los que se añaden una variedad de botánicos, siendo el enebro el ingrediente principal que define su característico sabor.
Otros ingredientes comunes incluyen semillas de cilantro, raíz de angélica, piel de cítricos, y regaliz, entre otros. Este proceso de destilación y aromatización es lo que confiere a la ginebra su complejidad y diversidad de estilos, que han acabado convirtiendo a la ginebra en uno de los destilados más conocidos del mundo.
Una de las claves para entender la coctelería con ginebra es conocer los diferentes estilos de esta bebida. Entre ellos, destaca la London Dry Gin, conocida por su perfil seco y un fuerte predominio del enebro. Otros estilos, como la Plymouth gin, tienen un carácter más suave y menos seco, mientras que las ginebras aromatizadas ofrecen una amplia gama de sabores añadidos durante el proceso de destilación.
Para hacer cualquier cóctel, y el gin tonic se considera un cóctel, no simplemente un combinado, es importante cuidar las temperaturas.
El gin tonic se mezcla en vaso, no coctelera, así que debemos preocuparnos de que la bebida esté lo más fría posible, pero sin aguar. Para ello, es importante usar buenos hielos, que estén limpios, idealmente comprados de bolsa.
Llenamos el vaso hasta arriba de hielos y, con ayuda de un colador, eliminamos el agua sobrante. Ahora vamos a echar la ginebra. La proporción clásica de ginebra y tónica es de una parte de ginebra por dos de tónica. Para hacer un gin tonic de libro echaremos 60 ml de ginebra y 120 ml de tónica, pero si usamos el típico botellín de 200 ml de tónica, podemos echar 100 ml de ginebra.
Lo ideal al preparar cualquier cóctel que lleve un refresco carbonatado es no perder el gas, para eso se usan las cucharas de coctelería que, supuestamente, ayudan a que no se rompan las burbujas. En realidad es una pijada, con que eches la tónica desde la botella con cuidado y sin mucha altura, es suficiente.
Por último, solo queda el toque del limón. Puedes echar, como se ha hecho siempre, una rodaja de limón, pero es verdad que si queremos liberar todos los aromas es mejor hacer un twist de limón solo con la piel, pues no nos interesa aportar zumo de limón, que añade demasiada acidez, si no solo su aroma.
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La noticia Los 8 mejores cócteles con ginebra fue publicada originalmente en Directo al Paladar por Jaime de las Heras .
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